CULTIVO DE KIWI
El kiwi es un fruto de
forma ovoide, de tamaño variable y recubierto de una piel fina de color
marrón, ligeramente vellosa. Puede tener de 4 a 7,5cm de longitud por
3,5 a 5cm de anchura y el peso varía de 30-150g en función de la
variedad, las condiciones climáticas y del sistema de cultivo. La pulpa
puede ser de color verde de distinta tonalidad según la variedad,
tierna, jugosa y de sabor agridulce. Presenta numerosas y pequeñas
semillas negras comestibles. El color de la pulpa y el sabor delicado de
la misma que recuerda en parte a la uva, a la fresa y a la piña, lo
hacen muy agradable.
Alimentación y nutrición
Diversas investigaciones científicas indican que
el kiwi es una destacada fuente de vitaminas, minerales, fibra y
fitoquímicos. El kiwi posee una concentración excepcionalmente alta de
vitamina C. Un fruto de tamaño medio puede aportar aproximadamente 90 mg
de vitamina C, la cual cosa supera con creces la ingesta diaria
recomendada de alrededor de 60 mg.
El kiwi es un fruto de forma ovoide, de tamaño variable y recubierto de
una piel fina de color marrón, ligeramente vellosa. Puede tener de 4 a
7,5cm de longitud por 3,5 a 5cm de anchura y el peso varía de 30-150g en
función de la variedad, las condiciones climáticas y del sistema de
cultivo. La pulpa puede ser de color verde de distinta tonalidad según
la variedad, tierna, jugosa y de sabor agridulce. Presenta numerosas y
pequeñas semillas negras comestibles. El color de la pulpa y el sabor
delicado de la misma que recuerda en parte a la uva, a la fresa y a la
piña, lo hacen muy agradable.
El kiwi se consume en fresco como fruta, en macedonia, ensaladas o acompañando a diferentes platos. Para consumirlo como fruta puede pelarse entero o bien partirlo por la mitad y comerlo a cucharadas. Contiene una enzima llamada actinidina que degrada las proteínas, razón por la cual, se puede emplear para ablandar la carne antes de cocinarla y así reducir el tiempo de cocción, frotando ésta con la pulpa del fruto. Además, la actinidina evita la coagulación de la gelatina y, asimismo, es la responsable de que los productos lácteos, si se consumen mezclados con kiwi, presenten un sabor amargo. También se puede cocinar el kiwi, rehogado con mantequilla, a modo de salsa agridulce, como guarnición para platos de carne. Se pueden elaborar mermeladas, sorbetes, granizados, productos de repostería e incluso licores con o sin alcohol.
El kiwi constituye una fuente excelente de vitamina C, contiene casi el doble que algunos cítricos. También es rico en minerales como potasio, hierro y calcio.
Se pueden encontrar kiwis durante todo el año porque hay un relevo entre las distintas épocas de cosecha de cada país productor; desde mediados de mayo hasta finales de noviembre, en Nueva Zelanda; el resto del tiempo en los países mediterráneos, Chile y también en California y Australia. Es un producto que se ha desarrollado comercialmente en los últimos años, gracias a una labor de marketing realizada por Nueva Zelanda que constituye un ejemplo de cómo dar a conocer un ‘nuevo producto’.
Los kiwis pueden llegar a conservarse 6 meses y la maduración es lenta, se produce a temperatura ambiente y para acelerarla, pueden guardarse junto con manzana o plátano, que desprenden etileno; sin embargo, si se quiere retardar la maduración y así ampliar el tiempo de conservación, ésta práctica no es aconsejable. El kiwi es un fruto climatérico cuya intensidad de respiración está influenciada y correlacionada con el etileno presente en la atmósfera o con el de origen endógeno.
El kiwi se consume en fresco como fruta, en macedonia, ensaladas o acompañando a diferentes platos. Para consumirlo como fruta puede pelarse entero o bien partirlo por la mitad y comerlo a cucharadas. Contiene una enzima llamada actinidina que degrada las proteínas, razón por la cual, se puede emplear para ablandar la carne antes de cocinarla y así reducir el tiempo de cocción, frotando ésta con la pulpa del fruto. Además, la actinidina evita la coagulación de la gelatina y, asimismo, es la responsable de que los productos lácteos, si se consumen mezclados con kiwi, presenten un sabor amargo. También se puede cocinar el kiwi, rehogado con mantequilla, a modo de salsa agridulce, como guarnición para platos de carne. Se pueden elaborar mermeladas, sorbetes, granizados, productos de repostería e incluso licores con o sin alcohol.
El kiwi constituye una fuente excelente de vitamina C, contiene casi el doble que algunos cítricos. También es rico en minerales como potasio, hierro y calcio.
Se pueden encontrar kiwis durante todo el año porque hay un relevo entre las distintas épocas de cosecha de cada país productor; desde mediados de mayo hasta finales de noviembre, en Nueva Zelanda; el resto del tiempo en los países mediterráneos, Chile y también en California y Australia. Es un producto que se ha desarrollado comercialmente en los últimos años, gracias a una labor de marketing realizada por Nueva Zelanda que constituye un ejemplo de cómo dar a conocer un ‘nuevo producto’.
Los kiwis pueden llegar a conservarse 6 meses y la maduración es lenta, se produce a temperatura ambiente y para acelerarla, pueden guardarse junto con manzana o plátano, que desprenden etileno; sin embargo, si se quiere retardar la maduración y así ampliar el tiempo de conservación, ésta práctica no es aconsejable. El kiwi es un fruto climatérico cuya intensidad de respiración está influenciada y correlacionada con el etileno presente en la atmósfera o con el de origen endógeno.
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